martes, 25 de octubre de 2011

Ecoeficiencia, ¿ser o no ser?

Como auditora siempre me ha interesado entender los procesos de nuestros clientes y los riesgos que les afectan para identificar recomendaciones que podrían motivar proyectos de mejora, en caso de ser acogidas.

Una metodología útil para la evaluación del riesgo empresarial está contenida en ERM II 'Enterprise Risk Management II', que fue expedida por COSO en el año 2005, que lo define como un factor identificado que puede afectar el logro de un objetivo. Cabe recordar que los objetivos de una organización son cumplir con la estrategia, buscar la eficiencia de las operaciones, cumplir con las leyes y regulaciones, y proveer información confiable.

Nuestro equipo de Monitoreo Económico de Mercados nos expuso recientemente el efecto del calentamiento global en el desempeño económico y la necesidad urgente de que las economías industrializadas reduzcan la emisión de gases tóxicos.

Por lo anterior, no me sorprende conocer noticias sobre empresas que se proponen ser industrias limpias. Apple Computers ha puesto manos a la obra y ha anunciado para este año eliminar el arsénico en todos sus productos y no usará cloruro de polivinilo en sus procesos productivos.

Pensaría entonces que el concepto 'verde' ha llegado para quedarse y que las organizaciones que no se ajusten a las reglas de juego se verán afectadas en su rendimiento y posiblemente desaparezcan.

Días atrás, asistimos a un desayuno de trabajo organizado por ACE en el que la Econ. Sonja Janousek de SAMBITO expuso los conceptos relativos a Ecoeficiencia que encajan perfectamente con los criterios que Mario A. Hansen-Holm expuso en nuestra edición anterior sobre Responsabilidad Social Empresarial. Ella recordó que una empresa socialmente responsable genera riqueza para todos, le importa no sólo cuánto gana sino cómo lo gana, involucra a sus stakeholders en las decisiones que les afecta, cuenta con un sitio laboral saludable y productivo, se guía por un código de ética, reconoce su impacto socio- ambiental en la comunidad y trabaja con ella para mitigarlo.

La ecoeficiencia al buscar la creación de mayor valor con menos recursos (materiales, energía y agua), reducción de las emisiones, maximización del uso de los recursos renovables, extensión de la vida útil del producto, y mejora en la calidad del producto o servicio, encaja con los cuatro objetivos de la organización señalados en COSO ERM.

Entiendo también que este concepto no debe ser visto como un modelo independiente sino como una filosofía a considerar en el diseño o rediseño de un Sistema de Gestión de Calidad, porque no se contrapone, por ejemplo a los dos objetivos de la Norma ISO 9001:2000 (cumplir con el marco regulatorio y con lo ofrecido y pactado con los clientes). Tampoco debe verse tan solo como una herramienta. Es una actitud empresarial, del consumidor y gubernamental de la cual dependerá que la vida sobre la tierra sea viable para los 6.100 millones de seres humanos.

La economista Janousek expuso ciertas estadísticas que nos deben hacer pensar a todos. La mitad de los ríos del mundo están seriamente degradados y contaminados; la mitad de los bosques del mundo ya han desaparecido y siguen disminuyendo a un ritmo de 130 mil K por año; el consumo de combustibles en el 2005 fue cinco veces mayor que en 1950 y con el consumo de 80 millones de barriles de petróleo diariamente en el mundo se consume en un sólo día energía almacenada que le tomará 27 años a la naturaleza crear; la temperatura de la tierra ha aumentado casi un grado desde la revolución industrial; y, pone énfasis en que en el 2050 seremos 9.500 millones de seres humanos.

Nos indica también que la situación actual representa un nuevo contexto para las empresas, porque éstas son más vulnerables a las crisis y acciones originadas por agentes internos y externos, necesitan validarse frente a la comunidad en general y a los vecinos próximos en particular, deben producir bienes y servicios necesarios antes que suntuarios de una manera sustentable, responden a consumidores más informados y exigentes, están sometidas a marcos regulatorios más estrictos en materia ambiental, económica y social, entre otros.

Ante ésto, plantea que cada uno de nosotros debe ver el daño que se ha ocasionado, se sigue ocasionando, oir del daño, hablar del daño que se está haciendo a la naturaleza y actuar para contrarrestarlo, teniendo en mente que todo lo que consumimos viene de la naturaleza y que toda la actividad humana genera desechos.

Termino aquí este artículo, pero sigo mi camino convencida de que la pregunta es: ¿ser ecoeficiente o desaparecer?

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